Nada puede separarnos
Nada, ni siquiera nuestros propios errores y pecados pueden separarnos del amor de Dios.
En Romanos 8, Pablo presenta un argumento persuasivo para creer en la seguridad eterna enmarcado con estas preguntas:
¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Nadie puede acusar a los creyentes y que la acusación sea válida. Satanás lo intenta, pero Dios nos ha justificado por medio de Cristo; Él ha declarado que no somos culpables. Si usted cae en un período de falta de fe o de pecado, puede perder su recompensa, pero no puede perder su eternidad en el cielo con Dios (1 Co 3.12-15).
¿Quién nos separará del amor de Cristo? Sin duda, hay muchas experiencias que ponen a prueba nuestra fe, pero somos salvos por la gracia de Dios. El Señor comprende nuestras pruebas y dudas, y no está interesado en hacernos a un lado cuando tropezamos. Dios siempre supo que cometeríamos miles de errores después de recibir a Cristo, pero nos salvó de todas formas.
Algunos seguidores de Jesucristo se preocupan de que aceptar la idea de la seguridad eterna motivará a las personas a vivir en pecado porque no tienen nada que perder. Si pensamos en la maravilla y majestad de nuestro Padre celestial, ¿no tiene más sentido que las personas se sientan motivadas a obedecerlo por salvarlas del pecado? Cuanto más conozcamos de Cristo y su amor por nosotros, más lo amaremos y desearemos agradarlo.
Leer Romanos 8.32-39
– Meditacion 21 de abril 2025 (En Contacto)