La rendición de cuentas es bíblica
La rendición de cuentas beneficia tanto al creyente en lo personal como a la iglesia en su conjunto.
Aunque hay muchas directrices bíblicas sobre la rendición de cuentas, la idea de revelar detalles de nuestra vida privada hace que muchos de nosotros nos sintamos vulnerables. Sin embargo, los cristianos no tenemos opción. Es claro que debemos ser mutuamente solidarios y transparentes. Considere Santiago 5.16 (NVI), que dice: “Confiésense unos a otros sus pecados y oren unos por otros, para que sean sanados”.
Sin importar nuestra posición, todos somos responsables ante alguien, incluso los líderes. Por ejemplo, los miembros siguen la dirección de un pastor (He 13.17), y Pablo nos dice que nos sometamos unos a otros (Ef 5.21), mientras él rendía cuentas a la iglesia (Hch 14.27). Los apóstoles estaban bajo la autoridad de Cristo (Lc 10.1-12), quien a su vez estaba sujeto al Padre (Jn 8.28, 29). La iglesia también está sujeta a Cristo (Ef 5.24). Esta responsabilidad mutua es saludable y beneficia tanto al individuo como a la Iglesia.
Las personas evitan rendir cuentas por diversas razones: orgullo, ignorancia, miedo y autosuficiencia. Esto es peligroso, porque nuestro enemigo conoce nuestras debilidades y sabe cómo explotarlas. Sin embargo, con el apoyo de los hermanos en Cristo, podemos vencer. Hay poder en el Cuerpo de Cristo.
Leer Santiago 5.13-16
– Meditacion 14 de septiembre de 2025 (En Contacto)